Pensamiento crítico en el aula 1

El pensamiento crítico se considera comúnmente como una habilidad fundamental dentro del concepto de 'competencia cívica', que se refiere a la capacidad de los individuos para abordar cuestiones sociales persistentes y complejas. Aunque se habla mucho sobre la importancia del pensamiento crítico, me he encontrado con pocas pruebas de que se enseñe este tipo de pensamiento en las escuelas, incluso en las materias que se supone preparan a los estudiantes para participar en la vida cívica. A pesar de los avances en la educación, todavía predominan en las escuelas métodos pedagógicos tradicionales. El maestro lidera todas las actividades en el salón de clases, por lo general de pie frente a los alumnos sentados en filas de mesas. El contenido del curso se basa en el libro de texto y se evalúa el progreso de los estudiantes según su habilidad para recordar información basada en hechos específicos y sin relación entre sí. A pesar de las numerosas críticas y propuestas de alternativas, este enfoque educativo sigue siendo utilizado para enseñar asignaturas, incluyendo las ciencias sociales (Stanley, 1991). La discrepancia entre lo que se dice y lo que realmente ocurre en el pensamiento crítico en las aulas puede atribuirse a varios factores, como las influencias de la organización, la cultura y la estructura de las escuelas y universidades, las ideas aceptadas sobre el papel de las universidades en la sociedad y la importancia excesiva que se le da a las calificaciones en lugar de evaluar de manera más auténtica el aprendizaje de los estudiantes. De todas formas, el mayor desafío que encontramos en nuestra meta de fomentar el pensamiento crítico es nuestra percepción de lo que implica realmente el pensamiento crítico. En la búsqueda de una comprensión sobre el pensamiento crítico, numerosos educadores recurren a las escritos del filósofo estadounidense John Dewey. En su libro titulado Cómo Pensamos (How We Think), el autor explora el funcionamiento de la mente humana