La Pedagogía del Mirar según Tolkien
Introducción
J.R.R. Tolkien no solo fue un creador de mundos sino también un pensador profundo sobre la percepción y el significado de la realidad. Su obra, especialmente su ensayo Sobre los cuentos de hadas y su legendarium, revela una pedagogía del mirar, una forma de educar la mirada para ver más allá de lo obvio y recuperar el asombro ante la realidad.
Este artículo explora cómo Tolkien propone una pedagogía del mirar a través de tres conceptos clave: Recuperación, Escape y Consolación, además de su visión de la subcreación como un acto de redención de la percepción.
Recuperación: Ver con nuevos ojos
Para Tolkien, la "Recuperación" (Recovery) implica deshacerse de la mirada desgastada y rutinaria que nos impone la modernidad. En un mundo saturado de pragmatismo y materialismo, dejamos de percibir la maravilla inherente a la existencia. La literatura fantástica, según él, tiene el poder de limpiar nuestra visión y devolvernos la capacidad de ver el mundo como si lo viéramos por primera vez.
En El Señor de los Anillos, los hobbits ejemplifican esta recuperación. Frodo y Sam, al volver a la Comarca tras su viaje, ya no la ven de la misma manera: su visión ha sido transformada. Del mismo modo, el lector, al sumergirse en un mundo secundario bien construido, regresa al suyo con una mirada renovada.
Escape: Liberación de una visión empobrecida
El término "Escape" (Escape) en Tolkien no es una huida cobarde, sino una liberación de la percepción limitada que impone la realidad cotidiana. Para él, la verdadera evasión es la que nos aleja de la deshumanización y nos permite imaginar posibilidades nuevas.
Los elfos, por ejemplo, representan una forma de ver la realidad más profunda y enriquecida. En contraste con la visión reducida de los hombres mortales, los elfos perciben la belleza y el dolor del mundo con mayor intensidad. Personajes como Legolas o Galadriel enseñan a los humanos a mirar con más profundidad, trascendiendo la superficialidad de lo inmediato.
Consolación: La mirada que redime
La "Consolación" (Consolation), especialmente a través del "eucatástrofe", es el momento en que la esperanza irrumpe en la desesperación. Para Tolkien, la fantasía nos enseña a mirar más allá del dolor y la oscuridad, a reconocer que incluso en los momentos más sombríos hay una luz que brilla.
El regreso de Gandalf tras su muerte corporal en Moria, o la inesperada intervención de las Águilas en la batalla final contra Sauron, son ejemplos de esta pedagogía de la esperanza. Tolkien nos invita a mirar la realidad con una certeza profunda: el bien, aunque parezca perdido, tiene la última palabra.
La Subcreación como acto de educación de la mirada
Tolkien concibe la creación artística como subcreación, un acto en el que el ser humano imita a su Creador al dar forma a la belleza. Esta idea implica que la literatura, el arte y la mitología son formas de educar la mirada para percibir la verdad, el bien y la belleza de manera más plena.
Al construir mundos secundarios coherentes y significativos, Tolkien no solo entretiene, sino que también enseña a sus lectores a mirar con mayor profundidad su propio mundo. Nos recuerda que la fantasía no es una distracción, sino un modo privilegiado de comprender la realidad.
Conclusión
La pedagogía del mirar en Tolkien nos desafía a recuperar la capacidad de asombro, a escapar de una visión empobrecida y a encontrar consuelo en una realidad más amplia de lo que solemos percibir. Leer a Tolkien es, en última instancia, un ejercicio de transformación de la mirada: nos enseña a ver el mundo con nuevos ojos, con la certeza de que la belleza y la esperanza son más reales de lo que imaginamos.
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