La Pérdida de la Metafísica en la Academia
Entre el Olvido y la Deslegitimación
La metafísica, durante siglos el corazón del pensamiento filosófico, ha sido relegada a un papel marginal dentro del ámbito académico contemporáneo. Esta disciplina, que busca comprender la estructura última de la realidad, ha sido vista cada vez más como una especulación inútil, una reliquia del pasado incompatible con el rigor de la ciencia moderna. Sin embargo, su desaparición no es un simple desplazamiento por otras formas de conocimiento, sino el reflejo de una transformación más profunda en la manera en que concebimos la verdad, la razón y la naturaleza misma del saber.
El Ascenso del Positivismo y la Marginalización de la Metafísica
Uno de los principales responsables de este proceso ha sido el positivismo, cuya influencia aún persiste en muchas áreas del conocimiento. Desde la propuesta de Auguste Comte hasta el empirismo lógico del Círculo de Viena, la filosofía se ha orientado cada vez más hacia lo verificable y lo cuantificable, relegando a la metafísica al ámbito de lo "no científico". La consecuencia ha sido la reducción del conocimiento a lo medible y la marginación de cualquier reflexión que no pueda ser sometida al escrutinio empírico.
El resultado de esta tendencia ha sido doble: por un lado, la metafísica ha perdido su centralidad en la formación filosófica; por otro, muchas de sus preguntas han sido asumidas por otras disciplinas, como la física teórica o las ciencias cognitivas, aunque con un enfoque metodológico radicalmente distinto.
¿Crisis o Transformación?
A pesar de su aparente desaparición, la metafísica sigue operando en las sombras de muchas disciplinas. Conceptos como la naturaleza del tiempo, la causalidad o la identidad personal siguen siendo objeto de debate, aunque formulados en términos más técnicos o encubiertos bajo el lenguaje de la ciencia. Incluso en la filosofía analítica, donde la tradición empirista ha sido dominante, han surgido corrientes que reivindican una metafísica renovada, como la ontología analítica o el realismo estructural.
Por otro lado, en las humanidades y la teoría crítica, la metafísica ha sido atacada desde otra dirección: su asociación con categorías absolutas ha sido vista como una barrera para el pensamiento posmoderno, que enfatiza la construcción social del conocimiento y la relatividad de los conceptos. Este escepticismo ha generado una reacción que, paradójicamente, también es metafísica en su propio modo de negar cualquier fundamento último.
La Necesidad de Recuperar la Pregunta por el Ser
Lejos de ser una simple curiosidad filosófica, la metafísica es fundamental para la comprensión de los presupuestos que subyacen en cualquier disciplina. En un mundo dominado por la fragmentación del conocimiento y la especialización extrema, su ausencia deja un vacío que no puede ser llenado únicamente por la ciencia o la técnica.
Recuperar la metafísica no significa rechazar el progreso científico, sino reconocer que hay preguntas que van más allá de lo empírico y que la filosofía, en su sentido más profundo, sigue siendo el espacio privilegiado para explorarlas. La Academia puede haberla relegado, pero su retorno es inevitable, porque la necesidad de sentido y fundamento es una constante en la historia del pensamiento.
¿Estamos listos para redescubrir la metafísica en la Academia?

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