“El Verbo fragmentado”
Biblioteca universitaria, noche cerrada. Diego relee fragmentos subrayados. Tiene abiertos el Silmarillion y un cuaderno con citas de Tolkien. Máximo, en la otra punta de la mesa, lo observa en silencio, con el Evangelio en una mano y una pipa apagada en la otra.
DIEGO
Máximo…
mientras leía, sentí algo extraño.
No era teoría.
Era como si las palabras mismas me hablaran.
Como si el lenguaje —no el argumento— fuera la clave.
MÁXIMO
Eso es porque estás empezando a intuir lo que Tolkien entendía por Logos.
Para él, el lenguaje no es una herramienta…
es un sacramento.
DIEGO
(Señala una cita)
"En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios… y con los Elfos."
Nunca lo había leído así.
MÁXIMO
Porque Tolkien vio lo que muchos filólogos olvidaron:
que el lenguaje no sólo comunica…
crea.
Es la huella del Creador en el hombre.
Por eso decía que el mundo no fue construido, sino cantado.
DIEGO
La Música de los Ainur…
el mundo como melodía pronunciada por el Verbo.
MÁXIMO
Exactamente.
Y por eso el mal en Tolkien no es sólo violencia o poder:
es la ruptura de la armonía.
Es la interrupción del canto.
Es el orgullo de quien ya no quiere participar del Logos…
sino poseerlo.
DIEGO
Como Fëanor.
No robó joyas…
quiso apropiarse de la luz.
MÁXIMO
Quiso fijar lo que debía ser contemplado.
Y eso…
es el pecado primordial del intelecto caído:
confundir conocer con dominar.
DIEGO
Entonces… la fragmentación de la luz
es la fractura del conocimiento.
Del alma.
Del lenguaje.
MÁXIMO
Sí.
Tolkien no narra una historia cerrada…
sino un eco de algo perdido.
Su mitología parte de la luz rota.
Y todo lo que brilla en su mundo…
son reflejos dispersos.
DIEGO
Incluso el lenguaje.
Cada lengua —quenya, sindarin, adunaico— es como una astilla.
Hermosa… pero incompleta.
MÁXIMO
Y sin embargo…
esas astillas redimen.
Porque en ellas hay memoria.
Decir "Elbereth", en lengua élfica, es orar.
Decir "Estel" es invocar la esperanza.
Nombrar bien… es participar del ser.
DIEGO
Eso me recuerda la cita:
"Las palabras no son etiquetas de la realidad —son la realidad."
MÁXIMO
Porque nombrar, cuando se hace con reverencia,
no informa: revela.
Por eso en el mundo de Tolkien, el mito es lenguaje.
Y el lenguaje… es mito.
Ambos son caminos hacia lo real.
DIEGO
Entonces, cuando Tolkien escribe…
no inventa.
Recuerda.
Como los Elfos.
MÁXIMO
Los Elfos son los guardianes del lenguaje original.
Del verbo no contaminado.
Hablar quenya es recordar Aman —la tierra de la luz.
Hablar sindarin es hablar desde el exilio.
Cada lengua… es también una teología.
DIEGO
Y al final…
Tolkien no busca restaurar la unidad perdida,
sino mostrar que incluso los pedazos rotos…
tienen belleza.
MÁXIMO
Esa es su mística.
No la nostalgia del paraíso cerrado…
sino la redención de lo fragmentado.
No la unidad ingenua…
sino la esperanza encarnada.
(Silencio. Diego cierra el libro. Máximo enciende por fin su pipa. La palabra ha sido dicha. Y en esa noche, algo del Logos ha vuelto a brillar.)

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