“En defensa del asombro”






Jardines de la universidad. El crepúsculo tiñe las copas de los árboles. Máximo camina con las manos en la espalda. Diego lo alcanza, con un libro subrayado bajo el brazo.


DIEGO

Estuve leyendo a Chesterton y a Tolkien…

Y algo en mí se removió.

¿Por qué sus cuentos me hacen sentir más cerca de la verdad que muchos ensayos filosóficos?


MÁXIMO

Porque lo están.

El cuento verdadero —como diría Tolkien— no es evasión, sino revelación.

No es huida del mundo, sino regreso al ser.

Hay verdades que sólo el símbolo puede tocar sin romperlas.


DIEGO

Chesterton decía que el mundo es un cuento.

No porque sea irreal… sino porque está lleno de leyes que no son necesarias, sino gratuitas.

Como si la lógica del universo fuera la de un hechizo.

Y Dios, un narrador antes que un ingeniero.


MÁXIMO

Exacto.

Para él, que el sol salga cada mañana no es una necesidad física, sino una costumbre de Dios.

Eso es pensamiento simbólico, no infantil.

Es ontología con alma.


DIEGO

Y Tolkien va más allá: habla de la “sub-creación”.

El hombre no inventa mundos… los descubre con su imaginación, como ecos del Logos.

Entonces… la fantasía no miente.

Muestra lo real con otra luz.


MÁXIMO

Así es.

La fantasía limpia la mirada.

Nos permite ver otra vez lo que hemos olvidado ver.

Y no como evasión, sino como una pedagogía del ser.


DIEGO

También me impresionó lo que dicen sobre el bien y el mal.

En sus cuentos, el mal existe, el bien también, y hay que elegir.

Nada de neutralidad ni zonas grises eternas.

Eso no es simplismo… es coraje moral.


MÁXIMO

Tolkien hablaba de la eucatástrofe: ese giro inesperado hacia el bien.

No por estrategia, sino por gracia.

La victoria no es del fuerte, sino del fiel.

Por eso, los cuentos nos educan para la esperanza sin ingenuidad.


DIEGO

Y también para el asombro.

Chesterton decía que los cuentos nos enseñan que el mundo no nos pertenece, sino que es un don.

Leerlos me devolvió la humildad… y el deseo de arrodillarme ante lo cotidiano.


MÁXIMO

Ese es el verdadero milagro del cuento.

Rompe el embrujo del desencanto.

Nos recuerda que vivir no es explicarlo todo…

sino habitar un misterio.


DIEGO

Entonces… los cuentos no son para los niños.

Son para el adulto que olvidó cómo mirar.


MÁXIMO

Y que necesita volver a la verdad, al bien y a la belleza…

no por vía de definiciones,

sino por el susurro del símbolo.


(Silencio. Las primeras estrellas se encienden sobre el campus. Diego y Máximo caminan en silencio, como si la noche los invitara a continuar el cuento.)


G.K. Chesterton, Ortodoxia, El hombre eterno

J.R.R. Tolkien, On Fairy-Stories, El Señor de los Anillos

Santo Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, q.1, a.9 (sobre el uso del símbolo)

Josef Pieper, Sobre la esperanza, La verdad del mundo

C.S. Lewis, La abolición del hombre

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