“El peso de la palabra dada”
La escena permanece: aula en penumbra, la palabra “fidelidad” escrita en la pizarra. La Suma Teológica abierta. Diego, Máximo y Eduardo están sentados, el silencio cargado de lo no dicho.
DIEGO
Estuve pensando que la fidelidad no es solo matrimonial.
Es también ser fiel al aula vacía,
al alumno indiferente,
a las lecturas que nadie pide.
Es ser fiel al llamado…
aunque uno a veces ya no escuche nada.
MÁXIMO
Exacto.
La fidelidad es vocacional antes que relacional.
Y Tomás lo sugiere cuando la vincula con la justicia:
el que es fiel no responde al ánimo, sino a la verdad que prometió servir.
En la enseñanza, en la paternidad, en el sacerdocio,
la fidelidad no es confort: es cruz.
EDUARDO
Y no hay vocación más olvidada que la fidelidad a uno mismo.
No en sentido narcisista, sino en sentido ontológico:
permanecer íntegro cuando sería más fácil simular.
Seguir siendo uno… aunque el contexto premie al oportunista.
DIEGO
¿Y la amistad?
¿No es acaso una de las fidelidades más frágiles hoy?
Nos rodeamos de vínculos "ligeros", de conveniencia…
pero el amigo que permanece en la noche…
ese casi no existe.
MÁXIMO
Porque la amistad exige fidelidad sin contrato.
Y sin escenario.
Como decía Cicerón, es “otra forma de amor”.
Y como tal… implica lealtad silenciosa.
Incluso cuando no hay beneficios.
EDUARDO
Lo mismo pasa con la fidelidad a la verdad.
Hoy lo que importa es lo útil, lo inmediato, lo viral.
Ser fiel a la verdad —aunque no convenga, aunque incomode—
es considerado una forma de rigidez.
Pero en realidad, es una forma de dignidad.
DIEGO
Me pasa con los estudiantes.
Algunos me preguntan si vale la pena leer filosofía.
Y me duele decirles que sí,
aunque sé que el sistema los mide por otras cosas.
MÁXIMO
Entonces tu fidelidad no es solo a un contenido.
Es a una forma de habitar el mundo.
A una forma de nombrar las cosas con respeto.
De enseñar… aunque no escuchen.
De corregir… aunque no cambien.
De amar… aunque no vuelvan.
EDUARDO
Y cuando llega el abandono —y siempre llega—
la fidelidad se convierte en ofrenda.
Uno permanece no porque espera recompensa,
sino porque se ha consagrado a algo más alto.
A una verdad, a una vocación, a una promesa…
o a Dios.
DIEGO
Entonces la fidelidad es también una forma de resistencia espiritual.
Un modo de no dejar que el alma se corrompa
por la lógica del abandono.
MÁXIMO (asintiendo)
Así es.
Y como dice Péguy,
la fidelidad es la virtud de los que no olvidan el rostro de quien esperan.

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