“La compañía que te revela”

 



Afuera llueve. En el interior del aula, los tres están reunidos alrededor de una mesa. Un termo, libros abiertos, y la luz de la tarde filtrándose por las ventanas. Diego deja el celular boca abajo y mira en silencio.


DIEGO

Leí una frase que me perturbó:

“No sos bueno por lo que decís o hacés, sino por las personas con las que elegís rodearte.”

Al principio me pareció injusta…

Pero cuanto más la pienso, más me golpea.


EDUARDO

Porque hay algo de verdad incómoda ahí.

Podés repetir discursos morales,

dar limosna, defender grandes causas…

pero si tus vínculos más cercanos están formados por oportunistas, cínicos, infieles…

¿qué dice eso de vos?


MÁXIMO

Es la vieja idea de Aristóteles:

“El amigo es otro yo.”

Tus elecciones relacionales no son neutrales.

Revelan lo que valorás, lo que tolerás…

y también lo que callás.


DIEGO

Entonces uno no solo se define por sus actos…

sino por sus alianzas morales.


EDUARDO

Exacto.

Y esas alianzas son más elocuentes que cualquier declaración pública.

Podés decir que defendés la verdad…

pero si te asociás con gente que traiciona sin escrúpulo,

tu verdad es decorado.


MÁXIMO (asintiendo)

Tomás de Aquino lo insinuaba:

“La virtud se fortalece por la comunidad del bien.”

La soledad corrompe,

pero la mala compañía disfraza la corrupción con aplausos.


DIEGO

¿Entonces también somos responsables del mal de nuestros círculos?

¿De los pecados de nuestros amigos?


MÁXIMO

No por lo que hagan…

pero sí por lo que eligís no ver, no decir, no corregir.

La complicidad no siempre grita.

A veces, simplemente asiente.


EDUARDO

Y en ese silencio, el alma se deforma.

Uno se vuelve indulgente con el mal…

cuando ya no quiere perder la comodidad del grupo.


DIEGO

Eso explicaría por qué tanta gente “buena”

se rodea de gente… peligrosamente hábil para justificarlo todo.


MÁXIMO

Porque buscan paz, no verdad.

Admiración, no corrección.

Y la verdadera bondad nunca es autista.

Siempre tiene rostro, nombre y exigencia.


EDUARDO (con mirada grave)

Es más fácil hacer el bien a un extraño…

que decirle la verdad a un amigo.


DIEGO

Entonces la bondad no es solo lo que hacés.

Es también lo que sostenés en el otro.

Lo que legitimás con tu presencia.


MÁXIMO

Y lo que aceptás como compañía sin escándalo.

La fidelidad al bien incluye la renuncia a ciertos vínculos.

Aunque duela.

Aunque se disfrazen de afecto o “libertad”.


EDUARDO

Quizás habría que enseñar esto en ética moral:

“Mostrame tus vínculos, y te diré en qué creés.”

El bien se contagia.

Pero el mal… se mimetiza.


DIEGO (en voz baja)

Entonces ser bueno…

también es elegir con quién no caminar.


MÁXIMO

Y ser fiel…

es quedarse con los pocos que aún te exigen ser verdadero.


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